lunes, 2 de marzo de 2015

Meublé, non meublé y la madre del cordero

Alquilar una casa amueblada en esta zona es una tarea tremendamente difícil. Aunque dispongas de un amplio margen de dinero para gastar en el alquiler, es una tarea propia de un zahorí. La mayoría de las viviendas las alquilan sin amueblar y no me refiero a que no haya camas ni sofá, sino a que en la mayor parte de los casos no hay ni cocina, ni fregadero, ni frigorífico...nada.
Uno cuando lo desplazan fuera, nunca sabe con exactitud el tiempo que le dicen que va a estar. Salvo que la cosa vaya muy mal (que puede ocurrir) y te devuelvan a tu casa, o a la cola del paro,  siempre sueles estar más tiempo fuera del que crees pero de ahí a invertir un dineral en amueblar una casa que no es tuya y en la que no sabes cuanto tiempo vas a permanecer, hay un trecho.
La zona en la que vivimos es un lugar muy turístico, con su puerto, sus playas y calitas de arena dorada y que dan a una bahía inmensa en la que cuando baja la marea parece que el agua se ha ido a otra parte del mundo.
Aquí, a diferencia de Espein, las agencias inmobiliarias le cobran la tarifa al inquilino en lugar del propietario. Vamos, que el mes que te mudas pagas el alquiler por adelantado, la fianza que suele ser el importe equivalente a la mensualidad y si lo alquilas por agencia, pues pagas sus honorarios, que suelen ser inferiores (no mucho) a la mensualidad y únicamente por que te hayan enseñado el piso y hayan preparado un contrato. A eso debes de sumarle el seguro de responsabilidad civil que tienes que contratar  obligatoriamente y sin cuya copia el propietario no te facilitará las llaves de la vivienda.
Yo me dije que nanai... que un aparthotel al final de un polígono alejado del centro no es el mejor lugar para un koala de diez meses y tampoco lo es para la madre del koala...y como no estaba dispuesta a aumentar los beneficios de ninguna inmobiliaria me lo busque por mi cuenta.
Es fácil, aunque alguno pueda pensar que es como enviar un cohete a la luna. Hoy en día, con internet llegas a casi cualquier parte del mundo y sino que me lo digan a mi, que estoy más cerca de mucha gente ahora que vivo a 1253 kilómetros de mi casa que cuando estaba allí.
Solo tienes que localizar la página de compra-venta más valorada y buscar.
Nos quedamos la primera casa que vimos. Es una casa pequeñita (en la que podemos decir que incluso nos sobra espacio), pero tiene lo que buscábamos, que en caso de no tener un vehículo disponible, podamos ir a comprar el pan andando y que si quieres bajar al puerto, no tengas que andar tres kilómetros a pleno sol o bajo la lluvia. Céntrica es la palabra que mejor la define.
La puerta-ventana corredera de la cocina da a la calle y enfrente de la casa hay una parada de autobús y un parking. Además estamos al lado de un instituto y un poco más abajo está el colegio. Esto garantiza un continuo ir y venir de gente. Mi koala está encantado porque mucha gente se para a saludarle y a hacerle cucamonas cuando está mirando por la ventana. Es tan entretenido que a veces veo a la gente que espera el bus y no puedo evitar imaginarme sus vidas y me monto unas películas tremendas. Cualquier día apunto esas historias y escribo un libro. Y no es una amenaza.

1 comentario:

  1. Para muestra, la foto que has colgado en Facebook del koala separando la cortina. Cuando sepa abrir la ventana, se atreverá con el francés sin tener todavía claro el castellano o el gallego porque la necesidad de comunicarse hace milagros. Pero seguro que con una de sus sonrisas ya tiene a los bretones fascinados.

    Votre maison pinta muy bien...

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